Esta deformación se da en 1 de cada 500.000 nacimientos, y los resultados son de un feto que no tiene órganos internos funcionales. Al ser extraido, aparece envuelto en algo parecido a un huevo de gallina, aunque más grande y más duro.
Cuando este parásito es extraido tiene color blanco, y al encontrarse en el exterior del cuerpo del progenitor muere ya que se trata de un tejido dependiente. Es una variante rara de los casos de gemelos siameses.
Puede llegar a ser peligroso para el hospedador ya que se trata de un grupo de tejidos sin función alguna que el organismo ha de mantener, y al que no puede considerarse humano. Carece de cerebro, aunque tiene craneo, y tampoco tiene cavidad toráxica ni cavidad abdominal ya que en lugar de ellos hay una formación de carne maciza. Este "feto" puede ser considerado como un parásito, ya que se alimenta de su progenitor sin prestarle bien ninguno.
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